viernes, 23 de enero de 2009

Discurso de William Pitt ante los Comunes. 9 de enero de 1806
Extracto de Tea Times, 10 de enero de 1806.

Una extraordinaria expectacion ha rodeado esta comparecencia del Sr. Primer Ministro, Lord Pitt. Hay rumores en todo Londres acerca del destino de las tropas que partieron de maniobras en diciembre pasado, y que fuentes bien informadas situan en Gibraltar. Lord Pitt, con aspecto cansado y acusando los 20 años de gobierno recien cumplidos. Se dirige al estardo y comienza su discurso:

"Señor presidente, señorias y caballeros:

Soy consciente de la expectacion que ha despertado esta alocucion, y confio en que sere ddisculpado ante la brevedad de mi discurso, pero no son momentos para ser prolijo o ceremonioso, sino para explicar y justificar los motivos de este discurso.

Informo a sus Señorias de que, con la aprobacion de S.M. Jorge III hemos entrado en guerra contra españa. Las disposiciones de diciembre, que venian precedidas de un movimiento de tropas verdaderamente complejo, que llevaron a nuestros soldados de Copenhague a Gibraltar, con apenas un mes de avituallamiento, no tenian como objetivo otra cosa que el desarrollo de las operaciones militares contra España. Nos esperan unos tiempos de extremada zozobra y de terrible dureza, y conviene que todos, desde el primero hasta el ultimo de los rpesentes en esta Camara, sean capaces de asumir el precio de este conflicto.

Se os dira que Gran Bretaña es una traidora, que ha atacado a un aliado y que lo ha hecho por la espalda, cometiendo el mas vil de los actos. No es, ciertamente, asi la realidad. Lo cierto es que la alianza con España nunca fue querida por nosotros, que la rechazamos, emulando al Pescador, tres veces, y que solo ante la amenaza de que Francia y España se aliasen y, por tanto, de ver sometida a la ciudad britanica de Gibraltar al implacable asedio de las hordas francesas cuando cedimos al miserable chantaje, pues no fue otra cosa, de los embajadores españoles. Fue una alianza tarada, bastarda, forzada y nacida del chantaje, la que rompimos ayer; como se separa el trigo de la cizaña, en un acto mas cercano a la benefica cirugia que al traidor puñal.

Tambien diran a nuestros aliados lo cercano que esta su fin, y lo prestas que estaran las crueles tropas tropas de Gran Bretaña a violar y saquear a las potencias, especialmente aquellas que tienen flotas. Lo cierto es que, cuando acabemos la guerra con España, nunca estaran mas seguras las flotas de nuestros aliados, porque, mientras nuestra patria no corra peligro, la politica de Gran Bretaña nunca va a ser la agresion indiscriminada.

Pero quienes diran todas esas calumnias y tergiversaciones de la realidad seran agentes de Napoleon, mantenidos del Corso, ansiosos de sus sobornos. Oireis clamar la voz de Napoleon, porque sabe que la guerra de España es un paso mas hacia su destruccion. Sabe que, a partir de este momento, cada chelin britanico se va a gastar en armar un ejercito poderoso que sera la pesadilla de sus tropas. sabe que necesitara tener en Francia a un tercio de su ejercito, mientras se enfrenta a las potencia europeas.

Os preguntareis el por que de la guerra a España. Los hijos de Gran Bretaña, vuestro hijos, llevan bajo la amenaza de las flotas europeas desde la proclamacion de Napoleon como Emperador. Entonces se colgo una espada sobre vuestras cabezas, pendiente solo de una crin de caballo, como al griego Damocles. esa espada, amigos mios, no es otra que las flotas de Rusia, Francia y España. ¿Queria Napoleon que le dieramos tiempo a urdir su mas burda traicion y que acabase por unir las flotas europeas, sellando asi el destino de Gran Bretaña?. Caiga en el infierno y vilipendiado sea el padre que por su inaccion permite la muerte de sus hijos.

Por esta guerra hemos soportado en silencio humillaciones, desaires y desprecios, que a partir de hoy seran trocados en silenciosa admiracion y respetuoso temor ante nuestra ira. Pero seremos gallardos y generosos, y sabremos perdonar a quienes tuvieron la temeridad de dudar que el honor de Gran Bretaña estaba depositado en manos de hombres valientes, que sabrian hacer justicia a tantos hombres que en su pasado dieron su vida y su sangre por la libertad de Gran Bretaña.

Que Dios os bendiga, y que nos de fuerzas para concluir la mision que hemos empezado."

Con un cerrado aplauso, con los señores diputados puestos en pie, Lord Pitt descendio -no sin dificultades- del estrado entre los acordes de "Dios Salve al Rey", y recibio las felicitaciones de buena parte de la concurrencia, encabezada por los jefes de la oposicion, Henry Addington, William Grenville y Charles James Fox.

por nuestro reportero Douglas Fairbranks sr.

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