EL BUEN NAPOLITANO
(Y LA BUENA NAPOLITANA, LA DE CHOCOLATE)

EDITORIAL

En la capital partenopea ha sorprendido mucho el comunicado del arribista extremeño conocido como Godoy (o el Choricero para el siempre agudo pueblos español) en torno a una política agresiva contra Austria. Aquí no acabamos de comprender tamaña reacción cuando, si de algo ha pecado España, es de pasividad. Porque, ¿qué tenemos nosotros que no tenga Areglia o Túnez, en la esfera de influencia española desde el Cardenal Cisneros? ¿A qué esta rasgada de vestiduras? Nos consta que España fue invitada a un civilizado reparto de influencias en Italia, que permitiera salir a nuestro pueblo del atraso que comparte con otros del sur de Europa. Y la respuesta española fue negativa. La corte española juega con nosotros como el perro del hortelano: ni come ni deja comer. Ni nos moderniza, ni deja que nos modernicen. Ni nos defiende ni deja que nos defeindan. Nadie hubiese protestado si hace meses las tropas españolas se hubiesen acantonado en nuestro reino para defendernos de los peligrosísimos contagios revolucionarios. Pero la reacción española fue la misma que ante todos los acontecimientos que han conmocionado Europa en los últimos meses: ninguna.


DECLARACIONES DEL EMBAJADOR AUSTRIACO

Estas fueron las declaraciones del embjador austriaco:

Nos sorprende la agresividad del comentario del polémico hombre de confianza de la Reina de España. Austria, como monarquía católica, aspira a tener las mejores relaciones con España, con la que nos unen tantos lazos. En Nápoles, ante la pasividad española y su dejación del deber de mantener el orden en su zona de influencia, hemos tenido que intervenir para evitar un peligroso contagio revolucionario, del que nuestra policiá tenía abundantes pruebas. Pero invitamos a Su Majestad Católica a que aparte a los consejeros que sólo miran por su medro y vea las ventajas de la situación: ha ganado 2 PP's. Si tiene cuidado ,sólo perderá uno. Y como Sicilia parece a salvo de la conspiración masónica, podrá ser controlada por España, con la mejora que eso supone en el marco de relaciones y en la plantilla económica y humana de los reinos espñoles. No queremos ningún mal para España: todo lo contrario, estamos deseando que despierte del letargo en que los consejeros corruptos la tienen sumida y participe en el Gran Espacio Mediterráneo que estamos consturyendo de buena fe entre todos.